ANDRIK JULIÁN MARÍN FRANCO

Mi nombre es Andrik Julián Marín Franco. Nací en Esmeraldas, Ecuador en 1998. Dios me ha bendecido con dos hermanos y una hermana, hemos nacido cada 7 años, siendo yo el tercero, el Señor me ha permitido amar la historia de salvación que ha hecho conmigo a través de mi familia. Mis padres, después de tantos años en la lucha de la transmisión de la fe, Dios les concedió el sacramento del Matrimonio en febrero del 2019, concibiendo así una familia cristiana.

A los 14 años, fui llamado a pertenecer en el grupo juvenil de mi parroquia, a través del anuncio de un sacerdote cuando finalizaba la misa dominical, poco a poco iba conociendo más de la Iglesia católica donde era participe de sus actividades, pero no fue hasta el 2015 donde el Señor me puso en mi realidad de pecador, perteneciendo así en una comunidad cristiana hacia un camino de iniciación cristiana. Al cabo de mis primeros años en el camino vivía en persecución por tratar de hacer el trípode y no perderme nunca de la palabra que recibía a cada instante, mucho ayudaron las peregrinaciones y los santuarios que visitaba por primera vez, en los cuales iba pidiendo gracia tras gracia. Luego de esto Dios cumplió una gracia conmigo al permitir que mi madre conociera el camino, y después de un año, a mi padre y mis hermanos. A pesar de estar llenado de tanta gracia, no fue suficiente para que yo no cayera en rebeldía con mis padres y sobre todo con el Señor, durante mis estudios universitarios, ligado al mundo que el demonio me presentaba a través de la soberbia, el alcohol y la sexualidad.

Pese a todas las situaciones de pecado que vivía, Dios hace nuevamente una elección conmigo, permitiendo as entrar al vocacional de Esmeraldas, que después de largos años había sido reabierto en el 2020. En mi segunda convivencia del vocacional, luego de que siempre me ponía a la defensiva a la vocación que el Señor me llamaba, los catequistas decidieron que era bueno que hiciera una experiencia de misión en Guayaquil durante el 2022, ese tiempo de misión fue crucial para mí y un tiempo de discernimiento que recibía de Dios a través de los sacerdotes que me orientaban, fue también el mismo año en que me gradué de mi carrera universitaria en ingeniería eléctrica.

Es así que, por primera vez no decidí hacer mi propia voluntad si no la de Dios, cuando recibí la tercera convivencia del vocacional, los catequistas de la nación me preguntaron que, si estaba dispuesto a entrar al Seminario, fue Dios quién iba llevando todo en la experiencia de misión mostrándome el llamado que siempre me ha estado haciendo. El 21 de agosto del 2023 entré al Seminario Redemptoris Mater de Esmeraldas, viendo otra gracia que me está concediendo el Señor, una vocación que tanto anhelo para la evangelización.