FABRICIO PAUL CEVALLOS VERA
Me llamo Fabricio Paul Cevallos Vera, soy de la ciudad de Guayaquil y nací en 1989. Mi pueblo natal es el número 24 de la Parroquia Santo Tomás de Aquino, ubicada al norte de Guayaquil. Soy el tercero de cinco hijos, el único que sigue el Camino Neocatecumenal, pero al frecuentarlo he sentido el apoyo de mis padres y hermanos, quienes durante este tiempo se han aferrado más a la iglesia. He visto el amor de Dios en este Camino que me ha dado para mi salvación.
Desde muy joven dejé de creer en Dios porque no veía su amor en mi vida: siempre me parecía que otras personas vivían mejor que yo. Ayudaba a mis padres en un negocio de comida en la Bahía de Guayaquil: a veces me costaba estudiar, pero por la gracia de Dios, todos mis hermanos y yo pudimos salir adelante. De adulta, participé en otras religiones y sectas que me destruyeron espiritual, moral y psicológicamente, pensando que Dios no me quería y arruinando mi vida.
En un momento muy difícil, el Señor se apareció en mi vida en una comunidad de hermanos sordos, la Casa de la Misión "MICTE" (Mi Corazón Te Escucha), donde me mostró su misericordia al hacerme parte de una misión de evangelización para personas sordas. Pude hacer la Primera Comunión y la Confirmación con los niños de la misión y sentí una gran felicidad: el Señor me dio la oportunidad de disfrutar de la celebración de mis sacramentos, que hacía tiempo, por mi ignorancia, me había negado a recibir.
Más tarde, entré en la comunidad y pude ver mi realidad y aceptar que mi historia es perfecta y que, gracias a ella, el Señor me había atraído a su iglesia, haciéndome partícipe de su infinito amor.
Ahora estoy en el seminario Redemptoris Mater "San Pedro Claver" en Esmeraldas, donde el Señor me prepara para un paso más grande: servir a su misión salvadora, llevando su palabra al mundo entero y dando mi vida por sus ovejas como Él lo hizo conmigo. Siento que cada día el Señor me anima a este llamado a través de mis padres, hermanos de sangre y de comunidad, y todas las personas que han llegado a mi vida.
Que el Señor y la Virgen María los cuiden y me protejan. Bendiciones.
